Comunidades en Acción

DISEÑO DE PROYECTOS

En esta sección te invitamos al desafío de imaginar, crear, desarrollar y llevar adelante proyectos para tu grupo o institución. Aquí encontrarás una hoja de ruta que te brindará las claves para pensar y poner en acción un proyecto, ideas y consejos desde el inicio hasta la evaluación.

  • El proyecto es una propuesta formativa que promueve la transformación de un deseo en realidad o un problema en una solución.
  • Cada proyecto se desarrolla en un ámbito determinado (club barrial, subcomisión, organismos comunales, provinciales, nacionales, escuela y otros).
  • La finalidad es fomentar el conocimiento, la reflexión y la evolución de las personas involucradas y su comunidad de pertenencia (dirección de la escuela, autoridades distritales, presidencia de CD, asambleas, reuniones de familias, otros).

Un auténtico proyecto es aquel que responde a necesidades reales y propone soluciones posibles a los problemas. Para pasar de la idea a la acción es necesaria una instancia de reflexión profunda, para definir “qué” queremos hacer, “para qué” lo vamos hacer y principalmente “cómo” lo vamos a llevar a cabo. El liderazgo de quienes conducen la institución es clave como generador de confianza para que la comunidad crea y se involucre en el proyecto.

Una posible hoja de ruta
  1. Realizar un diagnóstico institucional

    Elaborar un diagnóstico actualizado permite conocer el contexto donde se desarrollará la propuesta. Detecta y visualiza las debilidades y fortalezas de la institución. Permite identificar y explicar los fenómenos perceptibles por los que atraviesa la organización. Formalizarlo en palabras posibilita la toma de conciencia, define “dónde estamos”. Es el marco de referencia, una condición previa para formular el problema que el proyecto intentará solucionar.

  2. Ideas para comenzar a escribir

    Discutir, pensar y completar con dos o tres párrafos.

    Esta institución:
    · Está constituida por…
    · Se caracteriza por…
    · Se identifican como fortalezas…
    · Se identifican como debilidades…
    · Desarrolló iniciativas de trabajo institucionales tales como…
    · Es considerada por la comunidad como…

  3. Describir el problema

    Una vez que tenemos el diagnóstico, podemos detectar con mayor claridad el o los problemas de la institución. El problema está vinculado con la misión institucional, es relevante y su solución implica un beneficio y un resultado superador para la comunidad. La solución motiva las acciones del proyecto. Para definirlo, utilizamos el “árbol del problema”, una técnica participativa que ayuda a desarrollar ideas creativas y organizar la información recolectada en el diagnóstico. Esta herramienta genera un modelo de relaciones causales que explica y facilita la identificación de las causas y consecuencias.

    El árbol pone en evidencia la interrelación entre causas y efectos: el tronco del árbol es el problema central, las raíces son las causas y la copa, los efectos. El problema central (el tronco) es consecuencia de las raíces, que a su vez son causantes de las categorías que están sobre ellas (la copa).

  4. Fundamentar el proyecto
    En este momento explicamos por qué queremos buscar una solución, y por qué decidimos que sea a través de este proyecto. En esta etapa presentamos los criterios y las razones que justifican el desafío de llevarlo a cabo. Anticipamos qué sucederá si no se interviene y de esa manera se irá construyendo un pronóstico de la situación. También podemos explicar el porqué de la urgencia para la búsqueda de la solución.

  5. Definir las expectativas

    Aquí es momento de dar respuesta a la pregunta que guía todo el proceso: ¿Qué queremos que suceda con el proyecto? Implica definir con claridad cuáles son los resultados esperados. Formalizarlos por escrito es un modo de orientar las acciones y permite planificar actividades coherentes con el resultado buscado. Además, son justamente las actividades las que señalan si el proyecto está bien encaminado o se desvía del objetivo. Si se evidencian dificultades, siempre estará la posibilidad de hacer modificaciones durante el proceso.

  6. Organizar el grupo de trabajo

    Todo proyecto necesita participación activa de los distintos grupos de actores institucionales. La confianza y las ganas son ingredientes fundamentales. El liderazgo de la dirección es motor y generador de la confianza que sostiene la convicción colectiva de que el proyecto puede llevarse a cabo. Para una mejor organización del equipo es importante definir roles y funciones. Al sumar integrantes se recomienda otorgarles responsabilidades acotadas, ofrecer espacios de capacitación y construir la confianza necesaria para el trabajo en equipo. Para alcanzar mayores logros es fundamental compartir los objetivos de manera colectiva.

  • El proyecto es una propuesta formativa que promueve la transformación de un deseo en realidad o un problema en una solución.
  • Cada proyecto se desarrolla en un ámbito determinado (club barrial, subcomisión, organismos comunales, provinciales, nacionales, escuela y otros).
  • La finalidad es fomentar el conocimiento, la reflexión y la evolución de las personas involucradas y su comunidad de pertenencia (dirección de la escuela, autoridades distritales, presidencia de CD, asambleas, reuniones de familias, otros).

Un auténtico proyecto es aquel que responde a necesidades reales y propone soluciones posibles a los problemas. Para pasar de la idea a la acción es necesaria una instancia de reflexión profunda, para definir “qué” queremos hacer, “para qué” lo vamos hacer y principalmente “cómo” lo vamos a llevar a cabo. El liderazgo de quienes conducen la institución es clave como generador de confianza para que la comunidad crea y se involucre en el proyecto.

Una posible hoja de ruta
  1. Realizar un diagnóstico institucional

    Elaborar un diagnóstico actualizado permite conocer el contexto donde se desarrollará la propuesta. Detecta y visualiza las debilidades y fortalezas de la institución. Permite identificar y explicar los fenómenos perceptibles por los que atraviesa la organización. Formalizarlo en palabras posibilita la toma de conciencia, define “dónde estamos”. Es el marco de referencia, una condición previa para formular el problema que el proyecto intentará solucionar.

  2. Ideas para comenzar a escribir

    Discutir, pensar y completar con dos o tres párrafos.

    Esta institución:
    · Está constituida por…
    · Se caracteriza por…
    · Se identifican como fortalezas…
    · Se identifican como debilidades…
    · Desarrolló iniciativas de trabajo institucionales tales como…
    · Es considerada por la comunidad como…

  3. Describir el problema

    Una vez que tenemos el diagnóstico, podemos detectar con mayor claridad el o los problemas de la institución. El problema está vinculado con la misión institucional, es relevante y su solución implica un beneficio y un resultado superador para la comunidad. La solución motiva las acciones del proyecto. Para definirlo, utilizamos el “árbol del problema”, una técnica participativa que ayuda a desarrollar ideas creativas y organizar la información recolectada en el diagnóstico. Esta herramienta genera un modelo de relaciones causales que explica y facilita la identificación de las causas y consecuencias.

  4.  El árbol pone en evidencia la interrelación entre causas y efectos: el tronco del árbol es el problema central, las raíces son las causas y la copa, los efectos. El problema central (el tronco) es consecuencia de las raíces, que a su vez son causantes de las categorías que están sobre ellas (la copa).
  5. Fundamentar el proyecto

    En este momento explicamos por qué queremos buscar una solución, y por qué decidimos que sea a través de este proyecto. En esta etapa presentamos los criterios y las razones que justifican el desafío de llevarlo a cabo. Anticipamos qué sucederá si no se interviene y de esa manera se irá construyendo un pronóstico de la situación. También podemos explicar el porqué de la urgencia para la búsqueda de la solución.

  6. Definir las expectativas

    Aquí es momento de dar respuesta a la pregunta que guía todo el proceso: ¿Qué queremos que suceda con el proyecto? Implica definir con claridad cuáles son los resultados esperados. Formalizarlos por escrito es un modo de orientar las acciones y permite planificar actividades coherentes con el resultado buscado. Además, son justamente las actividades las que señalan si el proyecto está bien encaminado o se desvía del objetivo. Si se evidencian dificultades, siempre estará la posibilidad de hacer modificaciones durante el proceso.

  7. Organizar el grupo de trabajo

    Todo proyecto necesita participación activa de los distintos grupos de actores institucionales. La confianza y las ganas son ingredientes fundamentales. El liderazgo de la dirección es motor y generador de la confianza que sostiene la convicción colectiva de que el proyecto puede llevarse a cabo. Para una mejor organización del equipo es importante definir roles y funciones. Al sumar integrantes se recomienda otorgarles responsabilidades acotadas, ofrecer espacios de capacitación y construir la confianza necesaria para el trabajo en equipo. Para alcanzar mayores logros es fundamental compartir los objetivos de manera colectiva.

Se deja aclarado, que los materiales aquí informados, así como todo el contenido de este sitio no reemplaza la consulta médica, del mismo modo la actividad física debe estar aconsejada y supervisada por una persona adulta y especializada en la materia.

 La información del sitio fue extraída y adaptada del material Mover las ideas de Torneos